El 11 de diciembre, el asteroide 4660 llamado Nereus, pasará a 3,9 millones de kilómetros del Planeta Tierra. Esta gigantesca roca espacial con forma de huevo, tiene un diámetro de 330 metros, similar al tamaño de la Torre Eiffel en altura (de unos 300 metros), y forma parte de los asteroides Apolo, que atraviesan la órbita del planeta.
Según la información del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA, desarrollará al acercarse una velocidad de 6,578 kilómetros por segundo.
El acercamiento no representa un peligro
Si bien está clasificado como «asteroide potencialmente peligroso», debido a su curso y a su tamaño, esta roca, descubierta hace más de cuarenta años por la astrónoma estadounidense Eleanor Francis Helin, no representa un peligro. La distancia a la que pasará, es 10 veces más lejana que la Luna, por lo que no existen motivos para alarmarse.
De acuerdo a los científicos, ningún asteroide, por lo menos durante los próximos cien años, puede amenazar la vida en nuestro planeta. Los estudios avalan que se supera en un 99% la improbabilidad de un impacto con cualquiera de ellos.
Un evento bastante común
La tierra es azotada con 100 toneladas de material espacial diariamente. Sin embargo, la mayor parte es solo polvo o diminutos fragmentos de hielo procedentes de cometas. Además, es bastante común que asteroides se acerquen a la Tierra, pero son muy pequeños o pasan muy lejos, de acuerdo a lo que informa Newsweek.
Independientemente de esto, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), lanzará el 23 de noviembre un cohete Falcon 9, de la empresa SpaceX contra el asteroide Dimorphos, para cambiar su órbita. Se desplazará a una velocidad de 23.800 kilómetros por hora. Será para comprobar, si podría desviarse el rumbo de rocas espaciales con cohetes, ante un peligro real para la humanidad.