El curioso camión flotante emerge de nuevo y sorprende al mundo

Está claro que hasta en época de crisis aquellos que agudizan el ingenio pueden sacar provecho e impulsar negocios de donde no los hay. Estos días en Miami, las agencias que organizan los viajes a Cuba se frotan las manos gracias a las medidas aperturistas del gabinete Obama. Cuantas más facilidades para fomentar las relaciones con la isla, más negocio.

Después de tantas noticias consecutivas sobre el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, se respira un ambiente distinto. Parece que ya no hay vuelta atrás y la Historia ha emprendido un ritmo imparable. En un concesionario de coches de la calle Ocho, se puede ver estos días un original camión que no está a la venta. Se trata de una réplica del Chevrolet 1951 que fue reconvertido en barco en el verano de 2003 y cuya imagen dio la vuelta al mundo como símbolo de la imaginación de los cubanos ansiosos de libertad.

Aquellos ‘camionautas’ cubanos partieron de la isla con 12 soñadores que fueron interceptados por un escuadrón de lanchas rápidas del Servicio de Guardacostas. El símbolo de la libertad acabó sumergido en el agua, después de recibir varios impactos.

¿Cómo siguió la vida de los marinos?

Algunos de esos intrépidos marinos insistieron con otras joyas de la ‘carronaútica’ y hoy disfrutan de su nueva vida en Estados Unidos. Luis Grass, el Leonardo Da Vinci caribeño que ideó el camión flotante, ha sido quien -apoyado económicamente por la empresa de venta de coches donde trabaja- ha fletado de nuevo el ingenio: «Mi sueño era construir una réplica del camión que se utilizó en el primer intento, para conservarlo como una pieza de museo. Y aquí está, seis años después de la travesía.

Es increíble». Lo más difícil fue encontrar el modelo exacto, pero cuando lo hizo el dueño no regateó el precio. Se lo regaló cuando le contó su aventura. En le vehículo expuesto en el concesionario, cuya construcción ha costado unos 70.000 euros, puede leerse una publicidad que asegura que si compras un coche y pierdes tu empleo posteriormente, puedes estar seis meses sin pagar tu cuota.

La utilización de este símbolo del exilio como reclamo publicitario no ha sentado bien a algunos, pero es una muestra de que las cosas están cambiando. Quizás los balseros estén a punto de convertirse en parte de la Historia y sus historias con minúscula deban quedar guardadas en libros, museos, películas o concesionarios de coches.

Luis Grass, mecánico y ex estudiante de ingeniería en Cuba, está orgulloso de su pasado pero también de su presente dentro de la empresa Maroone, que es la que está sacando rentabilidad a su camión flotante. Aún así se le ocurre un broche final a su peripecia cuando haya un cambio en Cuba: «Me gustaría hacer la travesía marítima inversa y entrar por la Marina Hemingway en La Habana».

De momento, es seguro que su réplica flota al igual que el original. Realizó su exitoso bautismo en el lago Ockeechobee.

Nacho Velardi
CEO y Redactor de Viajes, Medio ambiente y Deportes. Es creador de contenido en Ilusión Viajera. Además, trabaja en distintos blogs de viajes como Pueblos Asturianos y Viajar.

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