La misteriosa leyenda de los Pozos del Fraile, en León

Adentrémonos en los misterios de León, donde cada calle y monumento esconde historias que trascienden el tiempo. En este recorrido por la ciudad, nos detenemos ante un enigma cautivador: la leyenda de los Pozos del Fraile. León, con su rica historia, alberga este monumento que va más allá de ser solo un hito físico; es un portal hacia el pasado, hacia un tiempo donde la magia y lo inexplicable convergen.

A través de los siglos, la leyenda ha tejido una particular historia que nos invita a explorar un episodio místico en la colonización española. Así, entre callejones y rincones históricos, nos sumergimos en la trama de los Pozos del Fraile, desvelando secretos que han perdurado en las raíces de León.

Un fraile, una tragedia y dos hilos de agua

En 1586, durante la colonización española en la Villa de León, vivía un fraile altruista llamado Juan de Cuenca y Virúles. Este buen hombre, dedicado a la caridad, intentaba calmar las tensiones con los chichimecas, nativos que reclamaban sus tierras. Sin embargo, su misión de paz lo llevó a una trágica confrontación. Atacado por bárbaros, el fraile perdió la vida, siendo uno de los agresores tan sanguinario que llegó a arrancarle los ojos.

Este acto violento desencadenó un evento extraordinario: donde yacían los ojos del fraile, surgieron dos hilos de agua. Al regresar en busca de los ojos que había desechado, el agresor se encontró con dos manantiales. Asombrado, comenzó a excavar y descubrió un manantial de agua pura.

La creación de «Los pozos del fraile»

La Villa de León, al enterarse de este fenómeno milagroso, decidió honrar la memoria del fraile construyendo dos pozos en el lugar, que se conocieron como «Los pozos del Fraile». Con el paso de los años, estos pozos históricos, ubicados en la colonia Industrial de León, Guanajuato, han visto incrementar su caudal de agua. En aquellos tiempos, el lugar donde se asentó la leyenda estaba lejos de la civilización española, cerca del actual parque Hidalgo y la avenida Guatemala. Era un rincón habitado por los chichimecas, marcado por el riachuelo Mirache.

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La leyenda de los Pozos del Fraile nos cuenta que el padre Cuenca, con la intención de pacificar las tensiones con los chichimecas, se adentró en su territorio. Sin embargo, su valiente misión resultó en su trágica muerte a manos de los nativos. Un chichimeca, cegado por la violencia, le arrancó los ojos con una daga de obsidiana.

El chichimeca, al regresar al sitio donde había arrojado los ojos del fraile, se sorprendió al encontrar dos hilos de agua en su lugar. En su búsqueda de los ojos despojados, escarbó la tierra y descubrió un manantial puro. Este milagro condujo a la creación de los «Pozos del Fraile».

Pozos del Fraile actualmente
Los pozos del Fraile actualmente | Créditos: Diario Correo

El abandono y peligro actual de los pozos

A pesar de su rica historia, los pozos enfrentan hoy el abandono y la vandalización. En las noches, el lugar se vuelve peligroso, siendo blanco de actividades criminales. El monumento, cubierto por una malla deteriorada y rodeado de basura, todavía emana agua, pero su importancia histórica parece haberse desvanecido.

«Los Pozos del Fraile» en León, testigos mudos de una tragedia y un milagro, hoy yacen en el olvido. Sin embargo, su historia encierra la esencia de un pasado misterioso que merece ser recordado y preservado. En un rincón de León, estos pozos continúan siendo testigos de un evento que trasciende el tiempo, al igual que la Leyenda de La Llorona, una de las más antiguas de México.

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