Cada vez que pensamos en Hong Kong, imaginamos una ciudad llena de luces neon, calles resplandecientes, locales con marcas de lujo, joyerías y muchísima tecnología. Sus grandes rascacielos con publicidad son el principal propulsor de nuestro consumismo y alcanzan su objetivo logrando ser uno de los centros financieros del mundo.
Pero no todo lo que brilla es oro. Esta realidad en la que viven 200.000 personas, entre ellos 40.000 niños, es desgarradora. La situación de desigualdad salarial y los alquileres inalcanzables, obligó a estas personas a buscar una solución para poder subsistir. Casas de 1,5 m2 denominadas «casas ataúd», es lo que tienen al alcance estas familias.
¿Cómo son estas casas ataúd?
Dueños de edificios se han aprovechado de esta situación para crear chabolas ilegales, casas ataúdes, casas jaulas o habitáculos, que ya con sus nombres dejan ver que no son lugares muy placenteros para vivir. Los pisos de estos edificios están divididos ilegalmente y sus medidas pueden variar entre los 0,7 m2 hasta 1,5 m2.
Estas jaulas están fabricadas mediante malla metálica o tablas de madera. Casi todos ellos sin ventanas y con el espacio limitado para realizar las tareas básicas como comer, dormir y acceder a un baño. A pesar de que su tamaño es demasiado pequeño como para mantenerse de pie, estos espacios se alquilan aproximadamente a 200 dólares de Hong Kong por mes (unos 21 euros).
Estas personas son trabajadores que solo buscan un lugar apto para vivir y que no esté en condiciones deplorables. Benny Lam, quien fue el encargado de fotografiar esta realidad, expresa que muchos sienten vergüenza por la forma en la que viven. Pero esperan que estas imágenes logren visibilidad ante el gobierno y las personas privilegiadas para lograr conciencia de la gran desigualdad social en la que tienen que vivir y así recibir ayuda.
Postales de desigualdad
Una de las situaciones más duras para ver, exclama Benny Lam, es la imagen de un hombre descansando sin poder extender sus piernas y con sus rodillas tocando las paredes. Además, sin ventanas, alimentándose de una lata y observando un televisor en donde aparece un arcoíris. Probablemente esta persona tenga que despertar al día siguiente para comenzar un nuevo día laboral, sabiendo que de regreso a casa su realidad continuará siendo igual de desesperanzadora en estas pequeñas casas ataúd.
Por otra parte, Wong Tat-ming, un hombre de 63 años que recibe una pensión después de que una esclerosis en la pierna le dejara incapacitado de conducir un taxi, vive en uno de estos habitáculos de 1,67 m2 por unos 310 dólares al mes.
Algunas de estas casas ataúd cuentan con aire acondicionado, luz e internet y otras muy pocas con una pequeña televisión. Pero estas «comodidades« son un lujo que solo son opción para quienes pueden pagar una suma de 400 a 550 dólares mensuales.
Las Naciones Unidas ha definido estos insalubres apartamentos jaula como «un insulto a la dignidad humana», aunque aún siga siendo la realidad de 200.000 habitantes. Es momento de que las autoridades actúen ante esta crisis de desigualdad salarial, escasez de terrenos y alquileres inalcanzables.