Una de las más de 80,000 especies de plantas de la cuenca del Amazonas, es la Socratea exorrhiza o «el árbol que camina», también conocida como cashapona. Son dos los motivos por los que esta especie arbórea ha desarrollado esta condición: la necesidad de proveerse de nutrientes, que obtiene del suelo y obtener la suficiente cantidad de luz solar.
Para ello debe rivalizar con otras plantas, que se hacinan a su alrededor, cosa común en los bosques tropicales de Centro y Sur América. Esta situación llevó a «la palmera caminante», a evolucionar hasta encontrar un método que le permita disfrutar de una ventaja competitiva respecto de otras especies.
Características de la Socratea exorrhiza
Este árbol, generalmente tiene una altitud de entre 15 y 20 metros y un diámetro de 16 centímetros. Sus raíces son aéreas y crecen en el tronco, sirviéndole de sostén al árbol y actuando como zancos.
Lo que distingue a la «palmera caminante» del común de los árboles, es que éstos últimos tiene un tronco con raíces subterráneas. Sin embargo, las raíces de esta palma, crece a varios pies del suelo, dándole aspecto de pequeñas patas. Es por ello que los científicos concluyeron que funcionan de manera similar a la de especies mucho más grandes.
Cómo actúan las raíces del árbol que camina
Los botánicos y biólogos, determinaron que, la Socratea exorrhiza, no solo utiliza sus raíces para estabilizar a la planta, sino también, para «avanzar» cuando la sombra de árboles más grandes y las nutrientes de los pisos se ven amenazados o comienzan a escasear. Es así que, las nuevas raíces se desplazan buscando condiciones de vida más favorables. Siempre lo hacen hacia pisos ricos en nutrientes y con mayor acceso a la luz solar.
Este proceso, es único en la naturaleza, ya que le permite «trasladarse» a la palmera hasta 20 metros, para mejorar su supervivencia. Peter Vrsansky, un paleobiólogo del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Academia Eslovaca de Ciencias de Bratislava manifestó:
A medida que el suelo se erosiona, el árbol crea nuevas raíces largas que buscan tierra nueva y más sólida, a veces hasta 20 metros» (sic).
«Luego, lentamente, a medida que las raíces se asientan en el nuevo suelo y el árbol que camina se inclina pacientemente hacia las nuevas raíces, las viejas raíces se elevan lentamente en el aire. Todo el proceso para que el árbol se reubique en un nuevo lugar con mejor luz solar y un suelo más sólido puede llevar un par de años» (sic).
Conclusión
A esta altura cabe preguntarse: ¿Si un árbol lucha por su vida?, ¿Si puede avanzar 20 metros por año por mejores condiciones de vida?, ¿Qué excusa tienes tú para no hacerlo?.