Los misterios sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, o simplemente 67P, ha capturado la atención de científicos y del público en general gracias a la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA). Desde que la sonda Rosetta comenzó a orbitarlo en agosto del año pasado, este intrigante cuerpo celeste ha revelado numerosos secretos. Durante este tiempo, Rosetta ha enviado datos fundamentales sobre la porosidad del núcleo del cometa, la presencia de compuestos orgánicos en su superficie, variaciones de temperatura y la existencia de una magnetosfera.
Estos descubrimientos, presentados en varios artículos publicados en la revista Science, nos proporcionan una visión más detallada de este objeto primitivo y su importancia en el contexto del sistema solar. La información obtenida hasta ahora no solo mejora nuestra comprensión de los cometas, sino que también arroja luz sobre los procesos fundamentales que dieron forma a nuestro entorno planetario.
Misterios del cometa 67P: Superficie y composición
Nicolas Thomas, desde la Universidad de Berna en Suiza, ha coordinado un informe basado en las imágenes por infrarrojos tomadas por el instrumento OSIRIS de Rosetta. Estas imágenes detallan diversas regiones de la superficie del cometa, destacando formaciones dunares, estructuras onduladas y las denominadas ‘colas de viento’. Estas características sugieren procesos activos en la superficie del cometa, incluyendo el transporte de polvo que moldea el paisaje helado. El equipo de Thomas ha observado que la superficie del cometa no es uniforme, y las formaciones varían considerablemente en diferentes regiones, lo que sugiere una historia dinámica y compleja.
Por otro lado, Myrtha Hässig, ahora en el Southwest Research Institute de EE. UU., ha documentado la composición de la coma, la cabellera difusa que envuelve 67P. A través del análisis del movimiento del agua, el monóxido y el dióxido de carbono en la coma, Hässig y su equipo han revelado las complejas interacciones entre estos gases y el núcleo del cometa. Los picos en las lecturas de agua seguidos de picos de dióxido de carbono indican variaciones que podrían ser estacionales o debidas a cambios de temperatura. Estos hallazgos sugieren la posibilidad de que el cometa haya experimentado migraciones en el sistema solar primitivo, llevando a cambios en su composición y estructura.
Estructura interna y materiales de los misterios del cometa 67P
El centro sólido del cometa 67P se compone de polvo, roca y gas congelado, según los análisis de Holger Sierks y su equipo del Instituto Max-Planck. Los investigadores han encontrado que el núcleo del cometa es más poroso y esponjoso de lo que se pensaba anteriormente, utilizando estos datos para refinar los modelos de formación cometaria. Este descubrimiento tiene implicaciones significativas para entender cómo se formaron los cometas en el sistema solar primitivo y cómo han evolucionado desde entonces.
Además, el equipo de Fabrizio Capaccioni del Instituto Nacional de Astrofísica en Roma ha utilizado el Espectrómetro de Imagen Térmica en el Infrarrojo y Visible (VIRTIS) para mostrar que la superficie de 67P está cubierta de compuestos orgánicos opacos, pero con muy poca agua congelada. Esto indica que las áreas de la superficie iluminadas por el sol están bastante deshidratadas, contrastando con otras regiones menos expuestas. Las imágenes de VIRTIS también han revelado que 67P es mucho más oscuro que otros cuerpos celestes como la Tierra y la Luna, lo que sugiere una composición y estructura superficial únicas.
En el mismo instituto italiano, Alessandra Rotundi y su equipo han combinado la información de varios instrumentos de Rosetta para analizar los granos de polvo del cometa. Han determinado que la relación entre el polvo y el gas en 67P es más alta de lo que los astrofísicos esperaban para este tipo de objetos. Este hallazgo desafía las teorías existentes sobre la composición de los cometas y sugiere que el polvo juega un papel más importante de lo que se pensaba.
Patrones de temperatura y magnetosfera
Desde el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, Samuel Gulkis y otros miembros han analizado los datos del instrumento de microondas de Rosetta (MIRO) para identificar patrones de temperatura diarios y estacionales bajo la superficie de 67P. Han documentado flujos de calor y sublimación del hielo que resultan en la pérdida de agua helada, especialmente en el ‘cuello’ del cometa. Estos estudios son cruciales para entender cómo los cometas interactúan con el entorno espacial y cómo sus superficies y estructuras internas evolucionan con el tiempo.
Hans Nilsson del Instituto Sueco de Física Espacial ha estudiado la historia de los iones de agua en la atmósfera del cometa, estimando cómo se ha formado una magnetosfera alrededor de 67P. Según los hielos se subliman en gas y luego se ionizan, son capaces de desviar el viento solar, creando una especie de escudo magnético. Este proceso es fundamental para comprender cómo los cometas pueden influir en su entorno espacial y cómo pueden protegerse del viento solar.
El rol de Philae y futuras investigaciones
Mientras Rosetta ha estado orbitando y estudiando a 67P, la pequeña nave Philae, que aterrizó en el cometa en noviembre, ha permanecido en silencio tras su accidentado aterrizaje. El último mensaje de Philae, un tuit que decía «Mi vida en el cometa 67P acaba de empezar. Pronto te contaré más cosas acerca de mi nuevo hogar…Zzzzz», reflejaba la esperanza de los científicos de obtener más datos desde la superficie del cometa. Aunque Philae no ha vuelto a emitir señales, su potencial para aportar información desde la superficie sigue siendo una esperanza para los investigadores.
La misión de Rosetta continúa, con la sonda acompañando al cometa mientras se acerca al Sol. A medida que 67P se aproxima a su punto más cercano al Sol, los científicos esperan obtener datos aún más detallados sobre su estructura y composición. Estos estudios no solo profundizarán nuestro conocimiento sobre los cometas, sino que también podrían proporcionar pistas cruciales sobre el origen del sistema solar y la formación de la Tierra.
Implicaciones para el estudio de los cometas
Los cometas, considerados cápsulas del tiempo, contienen restos de hielo y roca desde la formación del sistema solar. La información obtenida de 67P ofrece una ventana única al pasado, permitiendo a los científicos estudiar los materiales primitivos que contribuyeron a la formación planetaria. La misión Rosetta, con su enfoque detallado y su avanzada tecnología de análisis, representa un avance significativo en la exploración cometaria.
Uno de los descubrimientos más sorprendentes de la misión ha sido la forma irregular de 67P, comparada a menudo con un pato de goma. Holger Sierks del Instituto Max Planck ha señalado la sorpresa de los científicos al ver que el cometa parece estar compuesto por dos cuerpos unidos. Esta peculiar forma plantea preguntas sobre los procesos que llevaron a su formación y evolución. Entender por qué 67P tiene esta forma puede ofrecer pistas sobre las colisiones y fusiones que ocurrieron en el sistema solar primitivo.
Revelaciones de la misión Rosetta
Los misterios del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko están comenzando a desvelarse gracias a la misión Rosetta. Desde la porosidad del núcleo hasta la composición de la coma, pasando por la dinámica de la temperatura y la formación de la magnetosfera, cada descubrimiento aporta una pieza más al rompecabezas de nuestro sistema solar. La información obtenida hasta ahora no solo mejora nuestra comprensión de los cometas, sino que también arroja luz sobre los procesos fundamentales que dieron forma a nuestro entorno planetario.
A medida que Rosetta sigue acompañando a 67P en su viaje hacia el Sol, los científicos esperan más descubrimientos que profundicen en los secretos de estos objetos celestes primitivos. La misión Rosetta no solo es un hito en la exploración espacial, sino también una fuente invaluable de conocimiento sobre el origen y la evolución de los cuerpos celestes en nuestro sistema solar. Con cada nuevo dato, nos acercamos más a entender los misterios del cometa 67P y, por ende, los orígenes de nuestro propio planeta.